No recuerdo bien cuando fue la primera vez que tomé un crochet y empecé a tejer. Creo que fue hace más de 10 años atrás, cuando yo sólo tenía 10 años, una pequeña. Mientras mis amiguitas se preocupaban de jugar en su tiempo libre, yo prefería quedarme tejiendo, al lado de mi madre, de la cual aprendí este bello arte. Siempre he estado orgullosa de todo lo que he tejido en estos años, y espero que esto nunca se pierda.Creo que tejer es algo muy lindo, y que lamentablemente se está perdiendo entre los más jóvenes. Es por ello, que desde hace un tiempo vengo enseñándoles en un taller a un grupo de niñas de aproximadamente 12 años a hacer manualidades y a tejer. Es que hoy en día, debido a los cambios en la educación y a la forma de vida, los niños cada vez hacen menos manualidades y están cada vez más encerrados frente a la TV y el computador. Creo que es una motivación muy grande para esas niñas ver que pueden hacer cosas muy bellas con sus propias manos y con muy pocos recursos y lo noto en sus caritas cuando terminan de hacer algo.
Por lo menos tengo la satisfacción de que aunque sea una de esas niñas va a seguir con esto, y que de alguna forma puedo aportar un granito de arena para preservar el arte del crochet.
